Una receta con alma castellana
En el corazón de Castilla y León, más concretamente en la comarca de La Moraña, se conserva una de las recetas más tradicionales y sabrosas del recetario abulense: el cocido morañego. Este plato, con raíces humildes y campesinas, representa como pocos la esencia de la cocina castellana: sencilla, contundente y profundamente ligada a los productos de la tierra.
Ingredientes de la tierra
El cocido morañego se distingue por su uso de ingredientes autóctonos, muchos de ellos cultivados o elaborados en la propia comarca. Entre los principales destacan:
- Garbanzo de La Moraña: pequeño, mantecoso y de excelente calidad.
- Carne de matanza: chorizo, morcilla, panceta, costillas y oreja de cerdo.
- Verduras: patata, repollo y, en algunas versiones, zanahoria.
- Sopa de fideos: el caldo resultante del cocido se emplea para hacer una sopa que suele servirse como primer plato.
Tres vuelcos, una experiencia
Como ocurre con otros cocidos castellanos, el cocido morañego se sirve en tres vuelcos:
- La sopa: con fideos finos y el caldo concentrado del guiso.
- Las verduras y los garbanzos: servidos juntos, a menudo con un toque de aceite de oliva o un refrito de ajo.
- Las carnes: presentadas en una bandeja aparte, para disfrutar lentamente.
Un plato de fiesta
Tradicionalmente, el cocido morañego se reservaba para los días grandes: domingos, festividades y celebraciones familiares. Hoy en día, sigue siendo el protagonista de muchas mesas durante el invierno, cuando el cuerpo pide calor y energía.
Además, en algunos pueblos de La Moraña, como Arévalo o Fontiveros, se organizan jornadas gastronómicas donde este plato es el gran protagonista, acompañando a vinos de la tierra y postres caseros como las natillas o el arroz con leche.
Un legado que perdura
El cocido morañego no es solo una receta: es memoria, cultura y territorio. A través de él, las nuevas generaciones redescubren sabores antiguos y se conectan con sus raíces rurales. En una época de cocina rápida y globalizada, platos como este nos recuerdan el valor de lo auténtico, lo hecho con tiempo y con cariño.